Fútbol, apuestas, ¿y los impuestos?
Quienes seguimos transmisiones de eventos deportivos a través de televisión, radio o streaming, hemos podido constatar cómo, semana a semana, las Plataformas de Apuestas en Línea han ido monopolizando la parrilla de auspicios de este tipo de programación, lo que seguramente se agudizará en las próximas semanas, durante el Mundial de Fútbol de Qatar.
Más allá de la discusión sobre su legalidad, y habiéndose despejado en Chile hace más de un siglo el debate moral sobre la pertinencia de permitir la explotación comercial de juegos de azar, cabe preguntarse por qué, en el contexto de la Reforma Tributaria más ambiciosa en décadas, en donde se discuten numerosos gravámenes que pueden generar externalidades negativas en diversos sectores del país, el Gobierno no ha impulsado la regularización de esta industria, y la imposición de mayores gravámenes a ella.
“No parece justo que el Estado siga buscando extraer rentas de algunas actividades a través de la tercera reforma tributaria en menos de una década, mientras que las apuestas en línea, que han visto crecer exponencialmente sus ingresos, siguen esperando en la fila para hacer su contribución”.
Más aun cuando, en general, existe consenso incluso entre sus mismos actores sobre la necesidad de hacerlo, y una iniciativa legal presentada al respecto, cuya discusión podría acelerarse.
Al mirar la historia, es posible observar que en Chile la regulación de Loterías, Hipódromos y Casinos de Juego obedeció a la necesidad de recaudar más; en un principio en favor de grupos o entidades arbitrariamente determinadas (balnearios, universidades, organizaciones sociales), y luego, de regiones o la Administración Central. Por ende, no sería extraño que la principal motivación para su regulación en esta oportunidad fuese la necesidad del Fisco de contar con más recursos para costear, por ejemplo, la reforma previsional.
En este sentido, experiencias recientes demuestran la gran efectividad que tiene el cobro de tributos sobre bienes y servicios digitales, a través de las facultades con las que ya cuenta el SII. Un ejemplo de ello es el IVA a los servicios digitales, incorporado en la Reforma Tributaria de 2020, que ha recaudado un 25% más que lo estimado en el informe financiero de dicho proyecto.
Ello no implica que regular las plataformas de apuestas sea tarea fácil, ya que una norma contemporánea en esta materia debe procurar no sólo recaudar, sino proteger la salud mental de los jugadores, su ciberseguridad, promover el juego responsable, y la integridad de la práctica deportiva, entre otros aspectos.
Sin embargo, no parece justo que el Estado, mediante el Ministerio de Hacienda, siga buscando extraer rentas de algunas actividades a través de la tercera reforma tributaria en menos de una década -luego de la peor crisis sanitaria en el último siglo, una profunda crisis económica y ad portas de una recesión-, mientras que otras, como las apuestas en línea, que han visto crecer exponencialmente sus ingresos producto de la rápida migración hacia la entretención digital, sigan esperando en la fila para hacer su contribución.